¡”Es
l´hora, Barça. L´hora de la veritat”! Pero no estás solo
en esto…También es “il momento della
verità, Milan”. Apenas faltan cuatro horas para que, en el Camp Nou, se
dispute el partido más importante y trascendental de la temporada para el FC
Barcelona. Y, asimismo, para el AC Milan. Mismos deseos, idénticas
aspiraciones…Posiciones encontradas.
Aquí
hablamos –y soñamos- con una palabra
casi milagrosa, REMONTADA. Y a la vera
del Duomo, en el llamado “Salotto di Milano”, las célebres
Galerias Vittorio Emanuele, entre joyas, obras de arte, Rolex carísimos y moda
espectacular –y no menos cara- rezan para que sea válido el 2-0 de la ida y los
hombres de Allegri repitan aquella gesta que acabó y desmanteló el “Dream
Team”.
He
leído que el Barça necesita un “triunfo balsámico”. No basta…Sería un consuelo
aromático. Pero, al fin, un simple alivio. Hace falta una victoria rotunda y
ejemplar.El historial de los últimos años asó lo exige.
Al
equipo azulgrana , el que mayor número de seguidores tiene en todo el mundo,
desde que se ha convertido en ejemplo y referencia, le llegan mensajes de ánimo
de todas partes. Y los jugadores piden
el apoyo y el soporte, pleno, indesmayable, de la afición. “Si alguien no está
dispuesto a animar –ha dicho Piqué-que le deje el carné a quien si quiera
hacerlo”. Pero ese público, a su vez, espera –y aspira- al ánimo que, desde un
césped impecable –que es posible acabe el partido, siendo “bendecido” por la
lluvia que caiga del cielo- le transmitan sus jugadores. Es el dilema de
siempre. ¿Quién anima a quién?...Pues todos a una. Si, como en
Fuenteovejuna…Pero también como el
himndo: “tots units fen força”.
La
quiniela está en la alineación que ha de presentar el Barça. ¿Ese “plan B” que
en cierto modo se probó ante el Depor y
que dejó una dudosa impresión?.
¿Mantener el estilo de toque y posesión, pero eso sí, chutando más y
mejor?...¿Un “9” de referencia?...¿Ese falso “9” que permita las diabluras de
un Messi que llega desde la derecha o de la segunda línea?.
Estos
días, las televisiones locales nos han estado ofreciendo aquellos partidos de
remontadas históricas. Animo y ejemplo
de lo que debería ser esta noche que soñamos sea mágica. Como aquellas. Y ahí
había , en todas ellas- un común denominador: todos los jugadores corrían como
alma que lleva el diablo. Durante más de 90 minutos y prórrogas espectaculares.
He aquí la primera premisa: correr, correr y correr…Si eres mejor-que lo eres-
y corres más, la recompensa está clara.
El
terreno de juego del Camp Nou es amplio. Y largo…Y eso ayuda a algo en lo que
todos estamos de acuerdo: hay que abrir el campo. Cubrir –y correr-las bandas.
A veces vale un centro si hay alguien que llega, entre los tres palos, al
remate. Desde dentro y desde fuera del área.
Diagonales que muestren líneas de
pase y clarividencia en Xavi, Messi e
Iniesta, para que las aprovechen para meter el balón con ventaja y picardía.
Todos
sabemos como defienden los equipos italianos. Todos
sabemos como lo hace el Milan, principalmente. Y no se olvide, ni por un
segundo, que un fútbol que tiene y
disfruta de un Pirlo, unido a un equipo que dispone de un Montolivo, es capaz
de formular la estrategia perfecta para
anular la clarividencia de un cerebro como el de Xavi o las exquisiteces
del mejor futbolista del mundo: Messi, claro.
Se
procurará rodear a Xavi, para que no piense. Se intentará bloquear a Messi,
para que no pase. Cubrirán esas bandas que el Barcelona querrá utilizar.
Cerrarán el medio campo y el centro de la defensa. Y utilizarán, a su vez –son
más altos, fuertes y aguerridos-jugadas de estrategia en saques de esquina y
faltas cercanas a las bandas que permitan
centros con remates de primera o segunda jugadas.
Resumiendo,
el Barça debe abrir el marcador cuanto
antes…pero sin acelerarse. La defensa, acortar espacios y cerrarlos con
repliegues rápidos, apoyos y coberturas inteligentes. Si juega Alves, irse al
centro dejando al hombre de su banda, libre, será un suicidio. Hay que recuperar el balón lo más arriba
posible. Lo más cerca del área contraria que se pueda. Forzar –y ejecutar con
sentido común- faltas, cercanas a ese área.
Acabo.
Todos jugamos a hacer alineaciones. Y
yo, en partidos como este, siempre he sido algo “revolucionario”. Hay que
“jugársela” con descaro. El “salir y disfrutar” es una utopía. Una leyenda,
acuñada desde aquella frase de Wembley dicha…eso sí, cuando la pizarra ya había
sido trabajada y se venía de un estilo conjugado y muy bien asimilado. Aquello
suponía la última palmadita en la espalda.
Por
eso me permito con una alineación –que se que no será la que salga esta
noche-pero con la que yo me la jugaría. Valdés, en la portería. Montoya, Piqué,
Puyol y Alba, en la defensa. En el medio campo, con Xavi, Busquets por la izquierda…y ¡Alves! por la derecha.
Delante, Alexis…-si, Alexis, pese a todos
los pesares- Messi …¡y Deulofeu!. Aquí viene
la sorpresa. El chaval es descarado. Bueno. Hábil. Rápido. Y no le
conocen. Me queda Iniesta para un cambio
multifuncional –si hace falta- y Tello y/o Pedro, por si esa bandas requeridas
no cumplieran, del todo, su cometido teórico que habrá de convertirse en
práctico.
Este
sería mi desafío. Ya se
–insisto-que no se cumplirá. Que el miedo
guarda la viña. Que si sale mal, todo serían críticas. Pero el factor sorpresa,
muy a menudo, ha dado buenos resultados. Sobre todo cuando el estilo de juego
del Barça y las características de sus hombres son bien conocidas en todo el
mundo del fútbol.
En
todo caso, con “mi equipo” o con el que sea…¡FORÇA BARÇA”. Es “l’hora de la
veritat”.
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