viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Cómo podemos creer en los políticos?

dibujo: Orober
texto: Er-Murazor


No me gusta hablar de política. En realidad no me gusta la política ni, mucho menos, los políticos. Pero con las elecciones generales y autonómicas tan recientes, no hay más remedio.

            Esta vez, como todas, nadie ha perdido. Curioso…Es algo que solo pasa en esta falacia, fraude, engaño…que es la política. La política no es una ciencia exacta igual que la prensa no es la opinión pública. Aunque, en mi opinión, deberían serlo.

            Lo malo de los políticos es que son muchos –demasiados- los que se empeñan en meter  la cuchara. Pero hay muy pocos –por no decir ninguno- que realmente te ayude a hacer la sopa. Y es que el barón de Verulam lo tenía claro: “Es difícil ser un hombre ( o una mujer) políticos y, a la vez, un ser moral.”

            Durante las elecciones, Alicia Sánchez-Camacho (PP catalán) decía: “Hay que exigir a Zapatero que anticipe ya los 1400 millones del fondo de competitividad que le corresponden a Catalunya. Basta de mentiras y de excusas”.  Hoy, ganados estos comicios con mayoría absoluta, Jorge Fernández Díaz, candidato del PP por Barcelona, dice: “Pagar…pagar…Cuando toque. El 2013. ADELANTAR EL DINERO, ¡NI HABLAR!.” Y si les hablas del pacto fiscal, acerca del cual  más de uno se alineaba junto a Mas,  son capaces de decirte que no saben de que se trata.

            Artur Mas y la coalición nacionalista Convergencia i Unio pusieron el grito en el cielo con el aumento en las tarifas del transporte cuando lo acordaron –y ejecutaron-los miembros del tripartido en el poder por aquel entonces. Hoy, poquísimos días después de su posicionamiento en la Generalitat, los  mismos convergentes anuncian
oficialmente  el aumento de un diez por ciento a partir del primero de enero. Al margen de otras medidas que, de alguna manera, también afectarán a todo el mundo, más allá de los ajustes particulares sobre el sueldo de los funcionarios.
           
            Aunque probablemente ni Napoleón –ni su época- sean el mejor de los ejemplos, tampoco estará fuera de lugar recordar alguna de sus sentencias: “Nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen a los hechos”. Y este es, precisamente,  el común denominador de cualquier político –matizo, y política- sea del color que sea.  Y es que, a lo que se ve, si el genio no necesita de la lógica si es artista, está muy claro que lo que no le hace falta, si es político, es moral.

            Andando el tiempo, uno aprende, en este valle de lágrimas, que con los enemigos tienes tres soluciones: apartarse de ellos, que es de perezosos; convertirlos en amigos, que es de sabios y/o eliminarlos como sea, que es lo que hacen los bribones…y los políticos.  Por eso tampoco es desacertado, de vez en cuando, recordar a Karl Marx cuando escribía que “el poder político es simplemente el poder organizado de unos, para oprimir a otros”.  Y aunque todos los políticos, en suma, coincidan, ¿no les parece que, en realidad, pueden estar equivocados?.

            Incluso en Estados Unidos, cuna del sentimiento liberal –nos dicen- desde que en Filadelfia se “adora” la famosa hendidura en la Campana de la Libertad, ha aparecido uno de estos días, un estúpido e ignorante político republicano que propone “despedir a todos los porteros de las escuelas públicas y que sean los alumnos más pobres los que se dediquen a barrer y fregar el suelo y los lavabos…cobrando por ello, claro”. Newt Gingrich, se llama el tipejo. Recuerden su nombre por si algún día llega a la Casa Blanca. Que tal como transcurren los tiempos….

            Yo no fui, precisamente, un acérrimo seguidor de Emilio Romero. Pero en cierta ocasión leí una frase suya que a cada día que pasa le doy más y más crédito: “Madurar en cinismo es propio del político”.

            ¿Qué les parece?


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