jueves, 5 de abril de 2012

La estupidez es eterna

Reglas del juego. FIFA

Bien… Es imposible obviar los cuartos de final de la Champions porque en ellos se ha producido un hecho extraordinario:es la primera vez, en esta competición -insisto EN ESTA COMPETICIÓN-  que un equipo alcanza por quinto año, de manera  ininterrumpida, las semifinales.
Y como ello tiene la importancia que tiene, en el fútbol  del siglo XXI, hay que destacarlo como se merece.Y mal que les pese a muchos -demasiados- el deporte español debe valorarlo y agradecerlo.
He esperado unas horas antes de ponerme delante del  ordenador para esperar a constatar lo que ya me temía: en la mayoría de programas de radio, televisión y en los periódicos  de alcance estatal -singularmente los deportivos con centro de operaciones en Madrid, se destaca la gesta azulgrana - ¡como no!-  aunque con sordina. “El Barça ganó si, pero…”.Y puesto que la referencia es abordada desde un Barça-Milán, recordemos a un antropólogo italiano  que dejó, entre otras muchas cosas, una frase que viene al pelo: “De cien enfermedades, cincuenta las produce  la culpa y cuarenta, la ignorancia”.
No se puede ignorar la hazaña de los azulgrana. Pero hay que echarle agua al vino de la Gloria. La palabra “polémica” aparece en todos los telediarios. Dos penaltis, dos, que lo fueron pero que se cuestionan. Y estas mismas fuentes no quieren recordar - al margen el estado infernal del césped, por llamarlo de alguna manera- que en el partido de ida, en el San Siro de siempre, al Barça le birlaron dos penas máximas y el millonario árbitro sueco dejó que acabaran el partido el meta Abbiati y los defensas Ambrosini  y Nesta, que debieron haberse ido a la ducha antes de tiempo. Dos de ellos, seguro. Pongamos un interrogante en el tercero. Y vamos a incidir en la falta del veterano Nesta, en el Camp Nou, al agarrar reiteradamente a Busquets dentro del área. Cierto que el agarrón comenzó antes de que el balón se pusiera en juego en un saque de esquina. Pero el milanista continuó con sujetando al barcelonista mientras el balón ya venía por el aire y estaba en juego. La regla XIV, del Reglamento de Fútbol, es muy clara: “Sujetar a un adversario con la mano o con una parte cualquiera del brazo”, dentro del área, es pena máxima. Por eso la International Board que renueva cada temporada -y actualiza- la detallada ordenación en cuanto a normas, deja muy claro que  “aquellos árbitros que no castigan las faltas graves dentro del área, vulneran la Ley, dan mal ejemplo y pierden su autoridad”. Si …Ya se que, hoy en día, son muchos los trencillas que pasan por alto demasiados “detalles”. Sobre todo en los saques de esquina. Pero mientras no se cambie la Ley, son ellos quienes la incumplen y dan pie a zafios e ignorantes a que hagan lecturas falsas y deformadas. Y con ello engañen a quienes no saben nada…o, lo que es peor, no quieren saberlo.
También hay otra referencia digna de estudio. En todos los telediarios de las cadenas nacionales -¿o hay que decir nacionalistas?- se recuerda que “nadie ha alcanzado cinco semifinales consecutivas en la Copa de Europa…desde el Real Madrid de Di Stefano”. Bien… Si hay que atribuir a la antigua “Copa de Europa de Clubs Campeones”- desde 1956- la condición de precursora de la actual Champions - que lo es, realmente-  o si quieren, de progenitor, quizá habrá que señalar que “los primeros padres” de todo ello, muy lejos del Edén, pero antepasados indiscutibles, vamos a recordar que fueron la Copa Latina o la Copa Mitropa. La primera la aprobó la FIFA y se creó en 1949 y se disputó hasta 1957. La  jugaban los campeones de Francia, Italia, Portugal y España. El FC Barcelona fue el primer campeón. Ganó la final…¡en Madrid!, al Sporting de Portugal, por 2-1, con goles de Josep Seguer y César Rodríguez. Los azulgrana volvieron a ser campeones, en París, en 1952 -año histórico de las “Cinc Copes”- derrotando  al Olímpico de Niza, otra vez con un tremendo gol de César, fruto de uno de sus característicos remates de cabeza. Para los historiadores aquella Copa Latina fue el auténtico embrión de la Copa de Europa. También la reconocieron como  tal los fundadores de esta última desde el periódico “L´Equipe”. Así, pues, puestos a buscarle tres pies al gato, ¿quién ganó el primer titulo europeo? ¿El Real Madrid en 1956 o el FC Barcelona en 1949? ¿ O quizá el Sparta de Praga en 1927?
Dado que para ser realmente justos y ecuánimes hay que recordar, asimismo, que la Copa Mitropa había nacido en Venecia los días 16 y 17 de julio …de ¡1927! Fue concebida para que la jugaran los equipos de la Europa Central, entonces los más fuertes del  continente. La primera edición la disputaron los campeones de Hungría, Austria, Checoslovaquia y Yugoslavia e inauguró el palmarés el  Sparta de Praga, en agosto de aquel mismo año 1927. La competición  continuó, con la interrupción de la  II Gran Guerra  y se fueron añadiendo muchos otros países por lo que en el amplísimo palmarés vemos famosos campeones italianos como el Bolonia -que fue entre los transalpinos y repitió título- la Fiore, el Milan, el Udinese y en los  últimos años -dejó de celebrarse en …¡1992!-  que la jugaron equipos de Segunda División encontramos al  Pisa, Ascoli, Bari y el mismísimo Torino.
Resumiendo: la Historia la leemos  todos  igual pero la interpretamos como nos da la gana. Más que nada para jorobar al prójimo. Nadie puede negar que el Real Madrid fue, en aquellos años, el mejor equipo en el campo…y también fuera de él. Con la pillería de su campechano presidente Santiago Bernabéu, la puntualidad de su Secretario
Agustín Domínguez y, sobre todo, la sagaz diplomacia de un todopoderoso Raimundo Saporta, como podían dar buena fe los contemporáneos  personajes más influyentes en aquel fútbol europeo, en todo los órdenes, federaciones, clubs, medios de comunicación, altos ejecutivos, etc.etc. luciendo relucientes Rolex y sus esposas y acompañantes, brillantes y espectaculares gargantillas y pulseras.
Pero hoy, en 2012, el FC Barcelona es el mejor equipo del siglo XXI.Y lo es en el campo. Discutirlo resulta ridículo por mucho que se empeñen don Floren y sus vástagos.Y a pesar de lo mucho que insisten, insisten, insisten… Resumiendo: la  ignorancia puede ser curada. Pero la estupidez es eterna.
 “Que hi farem”.