lunes, 10 de diciembre de 2012

"Torpedo" Müller


A vueltas con el récord de Messi  llevamos meses hablando y discutiendo acerca de Müller, aquel  fabuloso goleador alemán de los años setenta de quien, lógicamente,  por  simple razón de edad son muchos, muchísimos, los que solo han oído hablar de sus hazañas, en reportajes retrospectivos, en tertulias entre veteranos o  repasando la Historia. Veamos…¿Quién fué -es- “Torpedo” Müller?.
                Gerhard Müller nació el 3 de noviembre de 1945 -poco  después de terminada, pues, la Segunda Gran Guerra-  en el estado de Baviera. Concretamente en  la antigua ciudad imperial de Nördlingen. Allí comenzó a jugar en el TSV 1861, en la temporada 1963-64. De inmediato saltó a la fama: 46 goles en 31 partidos, que le llevaron al Bayern. Un Bayern, todo hay que decirlo, que en aquellos momentos  jugaba en  la Liga Sur, una especie de Segunda División. Ayudado por los 35 goles en 32 partidos que marcó Müller y la presencia de un joven portero, Sepp Maier y un elegante líbero, Franz Beckenbauer , aquel  modesto Bayern  alcanzó el ascenso a la Bundesliga y allí comenzó el camino de su gloriosa historia.
Conocido en el mundo del fútbol  con el sobrenombre de “Torpedo” o “Bombardero” Müller, su primer entrenador,  “Tschik” Tchaïkowski (curioso apellido para no gustarle la música), le puso otro apodo que podía  traducirse como  ”Pequeño Corpulento”, por  aquellos que le querían  bien o simplemente “Gordo”, para todos los demás.  Y es que estaba dotado de una morfología, digamos,…especial. Medía  poco más de  1´70 de altura (entre 1’70 y 1’76 metros, según diferentes fuentes) y pesaba 73 kilogramos.  Equilibrado, pues. Pero  su  torso es largo y sus piernas, cortas.  Amplísimos sus muslos. Y una resistencia a los golpes fuera de lo común. Ganó una final de Recopa europea, jugando con un brazo fracturado.  Goleador puro, por naturaleza, gracias a su sentido de la anticipación en el golpeo del balón y en el salto, que le hacía superar a los defensores más atléticos, altos y aguerridos. No era muy rápido –no podía serlo por sus características físicas- pero lo superaba con su sentido  del gol y su orientación para estar siempre bien colocado. Aunque si bien no podía mantener un cara a cara en carrera prolongada, si estaba dotado de un firme y  explosivo “demarrage”. Un ejemplo de fuerza, habilidad y eficacia que le otorgaron su justa fama de goleador mítico. Fue máximo artillero en el Mundial de 1974 que ganó con su equipo nacional, Alemania, derrotando en la final a la Holanda de Cruyff y marcando el gol de la victoria (2-1) a los 43 minutos de la primera parte. Un Mundial en el que los técnicos de la época y la propia FIFA constataron que solo tres equipos –Alemania, Holanda y Polonia- jugaban para ganar. Todos los demás lo hacían para no perder.  Estábamos en plena época de la intimidación, las entradas violentas y las faltas continuadas. Pero Müller pudo con todo. Aunque después de ese partido,  decidió dejar, oficialmente, la Selección. Su palmarés es prodigioso: con Alemania campeón del Mundial de 1974 (14 goles  acumulados en las fases finales de 1970 y 1974) y con su equipo, el  Bayern  de Munich campeón de Europa en 1974, 75 y 76. En la final de 1974, superando 4-0 en partido de desempate al At. De Madrid, en la final, con dos goles de cosecha propia. En 1975,
venciendo  al  Leeds United, 2-0, con un gol suyo. Y  por último en 1976, 1-0 frente al St. Étienne  Ganó la Copa Intercontinental –hoy el Mundial de clubs-  en 1976, superando al Cruzeiro brasileño, abriendo  con un gol el 2-0 en el partido de ida en Munich.  La Recopa de Europa  ya la había ganado en 1967 (1-0 al Glasgow Rangers) y la Bundesliga  en las temporadas 1969, 72, 73 y 74. La Copa de Alemania figura en su palmarés los años 1966, 1967, 1969 y 1971. Ha sido el máximo goleador en la Liga alemana en siete ocasiones.(1967, 69, 70, 72, 73, 74 y 78). Le otorgaron la “Bota de Oro” europea en 1970 (38 goles) y 1972 (40 goles). Estableció el record de goles en la Bundesliga  con 365 en 427 partidos. En la Copa de Alemania sumó  80 goles en 64 encuentros.  Y  71 en copas europeas, supercopas y Copa Intercontinental. Y, para completarlo,  hay que añadir los 68 goles con la selección nacional alemana, en 62 partidos, después de su primera aparición contra Turquía en  1966.
                En los campeonatos alemanes  le marcó a todos los equipos…menos a uno, el Darmstadt  98 que  no es, precisamente, uno de los grandes. Claro que, precisamente por ello,  se enfrentó pocas veces a  este modesto equipo.
                Al  Mundial de 1970, que algunos recordamos como, probablemente,   el más espectacular de la Historia, Muller transformó el gol de la victoria de Alemania contra Marruecos. Después le marcó tres  goles  a Bulgaria y otros tres al Perú y certificó el gol de la victoria durante la prórroga de los cuartos de final contra Inglaterra, terminando por endosarle dos goles más a Italia en semifinales, a pesar de lo cual ganaron los transalpinos por 4-3. Con 10 tantos  en seis partidos, acabó como máximo goleador de una Copa del Mundo en la que brillaron leyendas como Pelé, Jairzinho, Cubillas, Luigi Riva, etc.
                Müller mantuvo el record de goles en Copa del Mundo (14) hasta la edición que se celebró en Alemania en 2006 en la que  le superó Ronaldo (15 goles).
                En el Campeonato de Europa de 1972 organizado  en Bélgica, Alemania se proclamó campeona y Müller  le marcó dos goles al país organizador, en semifinales y otros dos a la URSS en la final, que los alemanes ganaron por 3-0.
                Las lesiones pudieron con él –la rodilla y discos vertebrales, fundamentalmente- y al sentir que su rendimiento bajaba aceptó lo que otras muchas figuras de la época: jugar  en los Estados Unidos.  Y , entre 1979 y 1981 lo hizo durante  dos temporadas en el Fort Lauderdale Strikers  y, luego,  en  el  semidesconocido  Smith Brothers  Lounge Fort Lauderdale. En la North American Soccer League marcó 40 goles en 80 partidos oficiales. Le gustaba el clima de Florida  y por ello abrió un restaurante en esa localidad, principio y fin de la mayor parte de los cruceros que navegan por el Caribe.
                Müller no acabó de adaptarse a ese periodo de su vida  con menor actividad futbolística  y cayó en el alcoholismo. En 1992, sus amigos y antiguos compañeros del  Bayern, decidieron ayudarle a dejar la bebida y con el impagable liderazgo del “káiser” Beckenbauer , convencieron al Bayern para que le ofreciera un puesto de entrenador  de los jugadores  jóvenes lo que le permitió reencontrarse, en cierta manera, con el Müller futbolista.  En 2006 pudo desempeñar la figura de embajador de Munich en la Copa del Mundo de aquel año, en
Alemania.  Hoy, Gerd Müller sigue ligado al equipo bávaro, pero desgraciadamente su salud ha sufrido un duro traspiés, al parecer con síntomas evidentes de padecer Alzheimer.