martes, 23 de agosto de 2011

La triste época de Mourinho



Decía un filósofo alemán –creo que se llamaba Vaihinger- que “todo progreso no es sino un error constantemente rectificado”. Pues bien, yo quiero progresar…

Confieso que dudaba acerca de si Cesc debía o no regresar al Barça. Dudaba, no porque pusiera en entredicho la clase –reconocida mundialmente- del jugador de Arenys, sino porque ya estaba harto de un culebrón que duraba tres años y en el que se barajaban cifras mareantes. Pero ya he visto “la llaga” y creo…Diez minutos ante el Real Madrid y el encuentro contra el Nápoles, han sido suficientes para que me atreva a afirmar, rotundamente, que supone un gran acierto, por parte del Barcelona, la incorporación de Francesc Fábregas. Lo tiene todo: pasa en corto, triangula, busca espacios, los crea, los aprovecha, pasa en largo, gestiona el medio campo, abre el juego, ejemplariza las diagonales y tiene llegada. Y, en consecuencia, gol. Demostración de lo que ya sabíamos-esto, sí- puro ADN azulgrana.  Además, en el vestuario tiene amigos –algunos, íntimos- y entre socios y aficionados, legión de fans.

Bienvenido, pues, Cesc Fábregas . Y muchos éxitos. Ansío  progresar, rectificando.

Ojalá hiciera lo mismo Mourinho. Ha dicho su portavoz personal que no tiene porque rectificar ya que está defendiendo al Real Madrid. Realmente, si defender al Real Madrid, es embrutecer a sus jugadores y ensuciar su imagen pública, mal vamos. Y mal seguiremos…Casillas no ha rectificado públicamente. Pero ha hablado con Puyol  y Xavi. La conversación queda entre ellos. Ya es algo. Pero ni eso, tan personal, le ha gustado al entrenador portugués.

Otro filósofo y teólogo –este español, con profundas raíces hindúes- Raimon Pánikkar, nos aleccionaba a todos cuantos ansiamos saber: “Lo que digo es mi pasado y queda escrito. Luego repaso, rectifico, supero y así voy viviendo, voy amando, voy siendo”.

Mourinho, que en una rueda de prensa tuvo la osadía de referirse a Einstein, llamándole simplemente “Alberto” –tremenda desfachatez, tratándose de un indocumentado como el portugués- debería haber aprendido, al menos, una de las frases más célebres del físico y matemático germano-americano: “Triste época la nuestra en la que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.”  Mourinho ha venido para desintegrar el fútbol español. Y como se lo sigamos consintiendo –atento, don Florentino- acabará lográndolo.




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