Los entrenadores se han pasado media vida –o toda- pregonando que para que se cumpla una preparación adecuada es preciso realizar una pretemporada determinada. A saber: practicar en un lugar tranquilo, aire puro, a poder ser a cierta altura…Oxigenarse para cuando lleguen las batallas cruentas.
Ahora resulta que las pretemporadas de los grandes se resumen a una gira interminable, partidos inadecuadamente programados, obligaciones publicitarias, calor asfixiante, humedad inaguantable, viajes cada tres días y cambio de escenario continuado. Y los entrenadores calladitos, que se está mejor. La”pela es la pela”.Un lesionado muscular cada poco, algunos marcadores que hacen daño…Si apechugan con lo que hay, luego, a media temporada, que no se quejen.
Personalmente añoro aquellos viajes del propio entrenador o alguno de sus ayudantes o del “staff” técnico, a comienzos de las vacaciones, para programar una estancia de quince o veinte días en un centro especialmente pensado y preparado para concentraciones de deportistas, y escogido por esta razón, donde llevar a cabo una pretemporada como es debido, con entrenamientos adecuados y partidillos con equipitos a los que les metías una docena de goles. Allí no había que suspender sesiones de entrenamiento a causa del calor sofocante ni plegarse a los compromisos contraídos por los patrocinadores.
Que no me hablen, pues, de falta de pretemporada, cuando ello es culpa propia. Cuando esas previas las programan los ejecutivos y los responsables técnicos apechugan con ello, que no vengan luego con sandeces y con excusas de mal pagador. Ya está bien de coñas. Antes, el calentamiento, por ejemplo, lo llevábamos a efecto en el propio vestuario y no pasaba nada. Ahora si no se sale media hora antes a pisar el césped, estirar los músculos…y que el público local te insulte cuando y como le da la gana ya hay excusa para un resultado presumiblemente contrario. ¡Ah! …y que no se olvide ese corrillo, entrelazados los jugadores por los brazos entre los hombros, para gritar conjuntamente una conjura determinada…a modo y manera de las pelis americanas. Imitar, ¿para qué?
De acuerdo que los tiempos cambian…Pero el balón sigue siendo esférico –aunque más liviano- las botas llevan tacos –aunque son menos pesadas- y el público, cuando vas de visitante, se sigue acordando de tus progenitores y demás familia, de tu procedencia y de tu etnia. Y eso no lo cambia ningún programador de tu temporada, desde su cómodo despacho profesional, aliviado con el aire acondicionado y absolutamente desconocedor de ese inconfundible olor a linimento.
Guardiola lo confiesa: “Ahora se hacen giras. Antes, pretemporadas…” Pues, eso…
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