Barça y Real Madrid celebraron sus respectivas asambleas con un día de margen. Y con un grado bien diferencial de expresión y contenidos. Pese a ellos, a los integristas de siempre, les da por afirmar que han sido lo mismo.
Verán…El FC Barcelona puso sobre la hipotética mesa negociadora con sus asociados, temas muy diversos, que debían votarse y aprobarse o no. El Real Madrid solo expuso las cuentas – esas que si, aquí y allí, siempre se aprueban, a menudo por desconocimiento y casi siempre por comodidad- y el resto del tiempo, desde el introito, se dedicó a un monólogo de su presidente glosando la personalidad de su entrenador Mourinho, a quien ha nombrado, por enésima vez, auténtico adalid del madridismo. El portugués entraña, según Florentino Pérez, todos aquellos valores históricos, deportivos y sociales de una entidad con más de cien años de vida, que no pasa por su época más triunfal en lo intrínseco y muchísimo menos en el área social y de aprecio colectivo. Y de eso último si que es gran responsable su entrenador portugués. Quien por cierto, apenas unas horas antes, había declarado públicamente: “Yo soy interista –Inter de Milan, ya saben- aunque llevo año y medio aquí”.Auténtico panegírico de madridismo; si, señor.
Pérez se empeñó, además de eso, en criticar a una prensa, afín e incondicional en casi su totalidad. Ya saben que yo me declaro, repetidamente, ajeno y contrario a esa prensa que, aquí y allá, convierte en titular de primera página los errores y desgracias que suceden seiscientos kilómetros lejos de tu casa, en el centro o en la periferia, a tu acérrimo adversario, para ignorar totalmente o condensar en un recuadro casi imperceptible, el mínimo triunfo o noticia positiva que afecta a ese rival.
Florentino anunció, sin consulta, el irrefrenable camino hacia un nuevo “pelotazo” auspiciado y bendecido por Gallardón y Esperanza Aguirre – lo que como ya anuncié días atrás, convertirá al equipo blanco en el más rico del universo del fútbol- mientras Rosell propuso una votación para al patrocinio de Qatar que fue aprobado, en esa Asamblea, esa sí, auténticamente participativa, por abrumadora mayoría: 697 votos a favor, 76 en contra y 36 papeletas en blanco.
No fue lo mismo, no, como no lo es el hecho de que en la noche de ese mismo día el entrenador del FC Barcelona, Josep Guardiola, se pronunciara claramente acerca de esa actuación judicial que este viernes, día 30 de septiembre del 2011, afectará al ex-presidente Joan Laporta y siete directivos más. Un procedimiento de responsabilidad social, pedido por un socio, transmitido por la Directiva actual y aprobado, por escaso margen, eso sí, en la Asamblea Ordinaria del año pasado, imputando al señor Laporta y a sus compañeros de Junta, una pérdida global de 48,7 millones de euros.
Pues bien, al respecto, Guardiola empleó casi tres minutos de su tiempo en rueda de prensa post-partido para decir que estaba muy triste porque Laporta y sus compañeros “están sufriendo mucho y no se lo merecen”. “Espero –añadió-que todo esto no vaya más allá de donde está ahora y pueda solucionarse antes de llegar al final.”
No parece que esto que pide el entrenador vaya a ser posible – el portavoz de la Junta señor Freixa, ya ha dicho que seguirán adelante- pero la diferencia de criterio entre Pep Guardiola y los directivos que actualmente están al frente del club, es bien notoria. Y aquí está la dicotomía entre el club de Santa Espina y el de Les Corts: mientras en aquel, el presidente sigue abducido por su entrenador y baila al vindicativo y triste son de un fado, en el Barça la diferencia entre Guardiola y Rosell es bien patente y en la sardana se mezclan pasos cortos con los largos, para posible desconcierto de aquel que lleva la cuenta en la “rondalla”. Pero eso, precisamente eso, es democracia…
Por cierto, que visto –como siempre ocurre – algunas de las tristes intervenciones de determinados socios en esa Asamblea del FC Barcelona, me permito solicitar por enésima vez, en calidad de socio número 1570, un cambio en la elección de compromisarios. Por ejemplo, que se escojan –por sorteo, si, porque serán muchos- entre todos aquellos que se presenten voluntarios, deseosos de estar presentes en un acto tan importante para el presente y el futuro de la entidad y de participar en el mismo. Yo, personalmente, iría más allá y aplicaría unos cupos para premiar la antigüedad, lo que siempre es garantía de una visión más amplia de los hechos y las necesidades.
Que hay que cambiar los Estatutos del Club…Pues se cambian. ¿No nos van a modificar, dentro de nada, una Constitución, hasta hace muy poco, sagrada e intocable, ahora que interesa a quien interesa?.
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