Boris Becker ha sido uno de los mejores tenistas de la historia. Con 17 años, al ganar Wimbledon, se convirtió en el jugador más joven en hacerse con un torneo de Grand Slam. Durante su exitosa carrera se anotó 49 títulos individuales y 15, en dobles. Venció tres veces sobre la hierba de Wimbledon, dos sobre el” Rebound Ace” australiano y en una ocasión sobre el” Deco Turf “neoyorquino, además de ganar la Copa Davis con Alemania, en dos oportunidades.
A Boris le conocí saliendo en camilla de una de las pistas secundarias de Wimbledon. Su tobillo –creo que el izquierdo- parecía un globo. Alguien me anunció aquel día: “Ese chaval será un fenómeno”. Justo en el centro de la diana…Lo fue. Y yo le conocí mejor, negociando con él y sus abogados alguno de sus contratos publicitarios.
Con Becker se podía hablar de fútbol. “Fue mi primer deporte”, reconocía, cuando alguien le preguntaba. Fan inquebrantable del Bayern, también le vi llorar cuando el equipo muniqués perdió en el Camp Nou y en el último minuto, una final de la Copa de Europa (1999) que tenía prácticamente dominada. Luego fue, durante diez años, miembro del Comité Directivo-Administrativo de ese club suyo de toda la vida.
Hace pocas semanas, Boris estuvo en Haití para constatar los progresos de los jovencitos locales que forman parte de una Escuela de Fútbol, tutelada y sostenida por la Fundación Laureus de la que Becker es uno de sus embajadores. A los chicos, les dijo: ”Igual que vosotros, yo también soy admirador de Messi, Casillas y Ronaldo". Al respecto debéis tener en cuenta que las claves del éxito se encuentran, fundamentalmente, en vuestra cabeza. Si soñáis con ello, si os empeñáis, vosotros también podréis llegar a ser como ellos”.
Pero uno empieza a discrepar del criterio de Boris , cuando afirma que “mi entrenador preferido es José Mourinho. Me gusta su carácter y la manera que tiene de ganar títulos con sus equipos”. Nadie puede negarle al portugués sus títulos pero apreciar favorablemente su carácter y manera de comportarse, ya es harina de otro costal.
Becker recuerda que sus primeros ídolos fueron Franz Beckenbauer, Gerd “Torpedo” Muller y el guardameta Sepp Maier. Normal. Pasó su infancia viéndoles jugar en el equipo de sus amores. Pero aquí llegamos a lo más discutible: “Adoro a Zidane. Para mi es el mejor jugador de la Historia. Ni Pelé ni Maradona. Es el tercer gran campeón de todos los tiempos, después de Muhammad Ali y Michael Jordan”.
Bueno…Las opiniones son libres y respetables. Pero para hablar con propiedad de alguien hay que haberle visto. No basta con lo que te cuentan o lo que puedas vislumbrar en un antiguo resumen televisivo. Boris nació en Leimen el 22 de noviembre de 1967. Hijo de un arquitecto. Maradona, había nacido el 30 de octubre de 1960, es decir 7 años antes. Y Pelé, vino al mundo el 23 de octubre de 1940. O sea veintisiete años antes de que lo hiciera Boris. Zidane es cinco años más joven que el tenista alemán.
En resumen, Pelé jugó su último partido con la selección de Brasil en julio de 1971. Boris tenía, pues, 4 años de edad. Dejó su equipo de siempre, el Santos (y se retiró) en 1974. Becker tenía 7 años. Poco después le llamarían del millonario Cosmos de Nueva Cork y se fue a la NASL , donde jugó hasta 1977. Becker, por lo tanto, podría opinar de Maradona, a quien podía haber visto jugar bastantes veces. Pero no así de Pelé. El Cosmos apenas salía de los Estados Unidos y aquella Liga de viejas glorias no la seguía nadie fuera de los latinos “yanquis”.
Edson Arantes do Nascimento, alias “Pelé”, ha sido el jugador más joven en proclamarse campeón del Mundo de selecciones. Ese título que tanto nos enorgullece ahora con “la roja”.Aun no había cumplido los 18 años. En cuartos de final marcó el único gol brasileño que valió la victoria ante País de Gales. En semifinales, marcó tres goles y Brasil venció a Francia por 5-2. Los otros dos goles los marcaron un par de fenómenos llamados Vavá y Didi. En la final los brasileños ganaron, también por 5-2, a Suecia, la selección anfitriona, con dos goles del jovencito Pelé , otros dos de Vava y uno de Zagalo. Imposible olvidar el primer gol de Pelé en aquella final. Amortiguó el balón con el pecho, le hizo un sutil “sombrero” a su marcador y acabó enviando el balón a la red con una volea, suave, pura seda.
A nadie de los que vimos aquella obra de arte –insisto- se nos puede olvidar. A Becker le faltaban 9 años para llegar a este mundo. Y a Zidane, 14. Pelé es el único en la Historia que ha ganado tres Copas del Mundo. Desde 1957 hasta 1965, además, acababa, indefectiblemente, con el Santos, como mejor goleador de la temporada. Sumó 10 títulos de campeón del Estado de Sao Paulo, cinco Copas de Brasil y tres Copas Libertadores.. ¡Y mil goles en toda su carrera!. El prestigioso diario londinense “The Times” llegó a preguntarse en un titular a toda página: “¿Cómo se deletrea Pelé?. D-I-O-S”.
La fiesta de su despedida como jugador, en el Giants Stadium de New Jersey, jugando media parte con el Santos y otra media con el Cosmos, fue inenarrable. Y acabó con Pelé a hombros de sus compañeros, ovacionado durante minutos y minutos por una multitud enfervorizada.
No, Boris…Zidane ha sido muy bueno. Buenísimo. Olvidemos su adiós con Materazzi porque un tropezón cualquiera lo da en la vida. Pero cuando hables de Pelé u oigas que alguien le nombra, cuádrate, ponte firmes…y sueña. Porque su magia tan solo la habrás podido ver en sueños.
Hoy, únicamente un tal Leo Messi podría aspirar, con el tiempo, a revivir aquella maravilla. Confiemos…
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